tarantella


Esta es una historia llena de música que me encanta contar… y cantar.
Ocurrió en el Sur de Italia, en la época Medieval.
Cuentan que en aquellos tiempos había en Italia un tipo de tarántula venenosa cuya picadura era mortal… hasta que encontraron un antídoto, una peculiar medicina: bailar.

El veneno provocaba convulsiones y una cierta “locura”. El remedio era moverse, bailar, sacar el veneno del cuerpo mediante movimientos y gritos, una especie de “exorcismo” en el que no intervenían médicos ni sacerdotes, sino músicos.
Cuando una persona había sido “tarantata”  acudía un grupo de músicos con sus instrumentos y tocaban una música rápida y animada para acompañar y sostener al enfermo en su baile catártico, llamado “il ballo di San Vito”. Tenían que hacerle bailar hasta que el veneno hubiera sido eliminado, lo cual podía durar hasta 4 días. Cuentan que de esta manera se salvaron muchas vidas a lo largo de varios siglos.

Con la llegada de la “civilización” y el pensamiento científico fue desapareciendo esta curiosa práctica terapéutica. Sobrevivió la música, a la que se llamó “tarantella” y “pizzica”  en recuerdo de aquellos días. Es música para ser bailada, imposible resistirse.

Hay muchas historias dentro de esta historia, una de ellas cuenta cómo algunas mujeres fingieron haber sido mordidas por la tarántula para poder así liberarse durante algunos días de sus obligaciones en aquella oscura Edad Media. Puedo imaginar que más de una se dejaría morder por la araña a cambio de unos días de libertad.

Hay quien dice que nada de esto es cierto, que la palabra “tarantella” se refiere a la ciudad de “Tarento” y que lo de las arañas es sólo un mito.
Sólo un mito..?..!.. Quizá los mitos contengan muchas verdades.
Quizá no es tan importante saber si fue o no fue, y sólo importa si “es”.
Quizá realmente la música y la danza son auténticas y poderosas medicinas al alcance de todos…

Verdad o fantasía?  Por qué no las dos?
Creo que esta es una gran historia, que seguiría siendo verdadera… aunque fuera mentira.

"En 1787, el doctor Javier Cid, en su obra Tarantismo observado en España, recogió numerosos testimonios de mordeduras y curaciones en todo el territorio Español. La Junta Gubernamental de Medicina, en 1875, llegó a reconocer los poderes curativos de la tarantela y animaba a los músicos para que la hicieran sonar".

Comentarios

  1. Bailar y tocar el cielo. No hay nada que saber. Bailar es disfrutar cada cual a su ritmo.

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